El Gobierno avanzará en su agenda de apertura comercial mediante la eliminación de cuatro normativas que hasta ahora formaban parte del control aduanero. Tras los anuncios sobre la reducción de aranceles, ahora el enfoque se centra en suprimir ciertos trámites y herramientas de fiscalización, como el criterio de valor, las estampillas, y la presencia de veedores de cámaras empresariales locales en el caso de las importaciones, así como los valores de referencia para la exportación.
El propósito del equipo de Javier Milei es incrementar la presencia de bienes extranjeros que compitan con la producción nacional, bajo el argumento de que esto ayudará a frenar la inflación. Según los funcionarios, las normativas eliminadas generaban costos adicionales que ahora desaparecerán, lo que debería reflejarse en una reducción de los precios de los productos importados y en una leve mejora del tipo de cambio para exportaciones.
Los anuncios fueron realizados este martes en el edificio de la AFIP por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger; la titular de la AFIP, Florencia Misrahi. Las medidas de desregulación se implementarán en dos fases. Este miércoles, se oficializó, mediante dos resoluciones generales de la AFIP, la eliminación del criterio de valor y del uso de estampillas para los sectores importadores que aún estaban sujetos a estos controles.
Según Sturzenegger, esto generaba, en promedio, un sobrecosto del 1% para los sectores afectados, como neumáticos, prendas de vestir, grifería, juguetes, calzado e hilados. Por su parte, Misrahi explicó que “se eliminan todas las estampillas de los productos importados. La aduana ya no realizará ese tipo de control”. Las estampillas acreditaban que los productos habían ingresado legalmente y pagado los derechos correspondientes. A su vez, agregó: "No es función de la Aduana controlar el fraude de marcas ni verificar dentro del país si la mercadería ingresó legalmente".
Esta medida afectaba productos como electrónicos, textiles, instrumentos musicales y juguetes, entre otros. Esta flexibilización amenazará a sectores industriales, que ahora deberán enfrentar una competencia de productos fabricados en el extranjero.