Un soplido de viento cambió el curso de la historia. La bala que estaba destinada a matar a Donald Trump fue desviada por el viento y rozó su oreja. Aunque los expertos atribuyen su salvación a un movimiento de su cabeza o a una intervención divina, lo cierto es que el mundo habría sido un lugar muy diferente si Trump hubiera sido asesinado. En este momento, no podemos comprender la magnitud de lo que esto habría significado para el futuro de la humanidad, pero es importante que sigamos luchando contra el mal y la destrucción.
La guerra no es entre ideologías o discursos baratos, sino entre el bien y el mal. Es una lucha espiritual que nos supera y que no podemos controlar. Trump se levantó de inmediato y gritó: 'Luchen, luchen, luchen'. Esta imagen quedará grabada para siempre en la historia como uno de los momentos políticos más épicos. Debemos seguir su ejemplo y luchar contra la destrucción.